Un cazador compulsivo que acaba siendo secuestrado por bandidos kurdos junto con su mujer y el amante de esta; un santo de piedra deseoso de hacer un milagro; el fantasma de un tacaño que persigue al amigo que le dejó dinero a deber; o un hombre condenado a muerte por asesinarse a sí mismo son algunos de los disparatados personajes que cruzan por las páginas de Reginald en Rusia.
El elemento común a todos estos relatos es la comicidad —una comicidad que con frecuencia se tiñe de tonos macabros— y la extraordinaria capacidad de Saki para recrear las situaciones más divertidas y absurdas, sin olvidar ocasionales trazos de un desenfrenado lirismo.
Saki, seudónimo del escritor escocés Hector Hugh Munro, está considerado uno de los grandes humoristas del siglo XX: un deslenguado y ácido cronista de la buena sociedad victoriana, con sus fiestas, sus viajes exóticos, su hipocresía y su escrupulosa fidelidad a las normas del saber estar.