Estados Unidos, 1943, el miembro de la Comisión de Compra a Crédito, Viktor Krávchenko decide no regresar a su país. En 1944, rompe con la URSS y expone las
razones de su decisión en un libro, traducido a veintidós idiomas, titulado «Yo escogí la libertad». El libro obtiene el premio Sainte-Beuve y provoca una enorme polémica por su contenido: en él, se denuncia la existencia de campos de concentración en la URSS de Stalin y la absoluta falta de libertades. El 13 de noviembre de 1947, el semanario Les Lettres francaises, afín al Partido Comunista, publica un artículo en el que se afirma que el libro de Krávchenko es un fraude y que su autor es un traidor. Krávchenko llevará el caso ante los tribunales y —aunque actualmente pueda parecer surrealista— deberá demostrar que es autor de su propio libro.
El juicio se celebró en París, en 1949, a lo largo de veinticinco sesiones a las que asistió la escritora rusa Nina Berberova como cronista de tribunales para el
semanario de la emigración La Pemsée russe. Aquellas crónicas, precisas y rigurosas, completadas con una historia del proceso, configuran este impresionante documento sobre la búsqueda de la verdad, pero también sobre la relatividad de la misma.